Crítica de AGENTE FORTUNE: El Gran Engaño (2023)

(Regular)

Jason Statham y Guy Ritchie vuelven a reunirse en una comedia de acción sin encanto. Agente Fortune tiene algunos buenos momentos pero no evita un resultado decepcionante.

Marcar un estilo en la dirección es tal vez la tarea más difícil de lograr en la cada vez más competitiva y repetitiva industria cinematográfica. Aquel “sello distintivo” es lo esperable en ciertos directores que han forjado una reputación a fuerza de un talento valorable detrás de cámara. Guy Ritchie es, sin dudas, uno de ellos al dotar de cierta originalidad a la narrativa en la cual está involucrado. El sarcasmo y la masculinidad en sus ocurrentes diálogos y personajes se mezclan con una cuidada puesta en escena que sirve para diferenciar sus productos del resto. En Agente Fortune, se rodea nuevamente con un gran elenco conocido en una historia de andar irregular y con una comicidad un tanto anticuada que los escasos momentos de acción no pueden subsanar. Con lo dicho, y por ser una película de Ritchie, el resultado es decepcionante.

La trama  sigue al superespía Orson Fortune (Statham), a quien se le ha encomendado la tarea de recuperar un dispositivo robado.  No se sabe mucho acerca de lo que es exactamente, pero es muy peligroso y vale miles de millones de dólares.  Fortune está emparejado con la hacker Sarah Fidel (Audrey Plaza) y un hombre de respaldo llamado JJ Davies (Bugzy Malone).  El trío, para lograr su cometido, deberá acercarse al traficante de armas Greg Simmonds (Hugh Grant) que involucra a su actor favorito de todos los tiempos, Danny Francesco (Josh Hartnett), para que la misión sea exitosa.

Si hay algo que caracteriza a Guy Ritchie es la facilidad para construir encanto en sus personajes. Independiente del valor de la trama, los personajes brillan en sus películas por la energía y atracción que generan las distintas personalidades ,las cuales son caracterizadas generalmente por un séquito de actores de su confianza. En Agente Fortune vuelve a confiar en Jason Statham pero en esta ocasión el interprete inglés no tiene la “chispa” que lo caracteriza. Las pocas escenas de acción que participa son efectivas, es lo esperable por su talento marcial, pero su personaje no tiene encanto. La faceta cómica con la cual pretende involucrarse nunca dan en la tecla y por momentos se siente anticuada, reprimiendo la gracia y el entusiasmo que Statham acostumbra tener.

Dicho esto y ensayando una defensa en favor de Statham se puede argumentar que su personaje no está bien construido desde su matriz. Los diálogos no tienen picardía y sarcasmo para cerrar la comicidad de cada escena, con lo cual su cierre es causal de risa forzada. En líneas generales, sucede lo mismo con el resto de los personajes. La falta de personalidad los carcome y ninguno de ellos logra destacarse, con una tibia excepción de Sarah Fidel, quién logra algo de sustancia en su caracterización. En este momento, la habitualidad es dotar a la contraparte femenina, de fuerza y energía necesaria para contrarrestar el agrado de la espía, que hackea, sin esfuerzo, cualquier dispositivo móvil a su alcance. La ladera de Hugh Grant, Emilia, (Lourdes Faberes) es una pieza ajena de un rompecabezas, con lo cual su participación nunca termina de encastrar.

Por debajo del radar también se encuentra Josh Hartnett (acostumbrado últimamente a los cameos). Su personaje genera atractivo por la potencial situación de peligro que le toca atravesar. En la ficción es un actor que tiene que actuar de sí mismo, pero nunca logra reafirmarse en el papel y, como gran parte de sus compañeros, fracasa.

Por lo dicho, quienes sigan la filmografía del cineasta inglés se sentirán decepcionados por el solo hecho de no presenciar el talento por el cual Ritchie es conocido. En cuanto a Statham, hace lo que acostumbra hacer pero con poco entusiasmo. Las secuencias de acción en las que participa no tienen la estética y creatividad del director, con lo cual el espectáculo visual se siente pedestre.

RESUMEN

En resumidas cuentas, Agente Fortune: El Gran Engaño, es una misión de espionaje superficial. La falta de personalidad y encanto de sus personajes, como la ausencia de estética en la realización de la dirección hacen que le film sea decepcionante.

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