Russell Crowe lucha con los demonios en un subgénero de terror que no asusta tanto como debería pero que brinda buenas dosis de entrenamiento. El Exorcista del Papa dividirá opiniones, pero no funcionaría sin la destacada actuación de Crowe.
Puede que haya servido de inspiración el clásico de terror e William Friedkin de 1973, El exorcista, pero la cuestión es que El Exorcista del Papa no tiene ninguna intención de emularlo. La observación aquí pone de relieve el tratamiento de un subgénero de terror, como es el exorcismo, con practicas religiosas que operan como rituales sobre un cuerpo poseído, materializado con sutiles toques graciosos que aporta el personaje de Crowe, mientras la película se desdobla hacia la aventura. Este tono elegido por la dirección prioriza el entretenimiento visual y funciona en gran medida por la destacada interpretación de Crowe. A pesar del mal que representa y trata de combatir , la sangre y su fuerte partitura musical, EL Exorcista del Papa no da mucho miedo.
La historia sigue a el padre Gabriele Amorth, un sacerdote católico, de la vida real, que afirmó haber realizado decenas de miles de exorcismos en su carrera. Inspirándose en las memorias y los archivos de casos del propio Amorth, El Exorcista del Papa trata sobre la batalla de Amorth contra varios demonios, que poseían a personas inocentes. Mientras el Exorcista en Jefe del Vaticano investiga el caso de un niño poseído, también se encuentra con una antigua conspiración que la Iglesia Católica ha tratado de mantener oculta durante siglos.
El exorcista del Papa cuenta con buen material original. La película dice basarse en las memorias del Padre Amorth (Mi batalla contra Satanás y Un exorcista cuenta su historia), quien fue un clérigo que supuestamente cometió más de 100.000 exorcismos, de fe inquebrantable y que combatió en la segunda guerra mundial. Los pergaminos del padre Amorth se enrostran en la figura de Crowe, quién logra nivelar el tono oscuro y malévolo de la película con acertados toques de humor, mientras impone sus practicas religiosas.
En este aspecto, la película puede llegar a perder algún brío de terror bien ganado con remates graciosos en la interpretación de Crowe. Pero lo cierto es que su labor refleja a la personalidad de un hombre que ha vivido una vida plena y su sentido del humor es quizás la razón para mantenerse firme contra las fuerzas del mal. La dirección se apoya en la solvencia y carisma de Crowe, quién mantiene a la película sobre la superficie.
Ahora bien, El exorcista del papá toma riesgos en beneficio del entretenimiento visual. Esto es, adopta ciertas libertades creativas dejando a la película, en su segunda mitad, más cerca de la aventura que en el genero que representa. La dirección a cargo de Julius Avery, responsable de Operación Overlord, no tiene la intención de someter a la audiencia en una sola habitación, con un cuerpo poseído, de risa diabólica, mientras pronuncia un lenguaje vulgar . Hay una historia de fondo, que presenta, además, una conspiración religiosa que lleva a los personajes a investigar sus orígenes.
De manera que, El exorcista del papa, adopta un camino demasiado ambicioso con una serie de secuencias de sangre y cuerpos fantasmales dignas de las películas de aventuras en las que su fallo y acierto dependerá del gusto del observador. En este aspecto y a juzgar por el manejo de la historia, se evidencia un esfuerzo de evitar imitar otra clásica película de exorcismo. Razón por la cual se inspira en películas famosas, tratando de forjar su propio camino, ocupando un posible vacío dejado por películas como El Código Da Vinci.
RESUMEN
En resumidas cuentas, El exorcista del papá traerá sensaciones encontradas. Para aquellos que busquen profundidad en el genero de terror de exorcismo, saldrán algo decepcionados. Mientras que el resto, disfrutará de un efectivo entretenimiento que se mantiene gracias a la implacable presencia de Russell Crowe.