El pésimo guion y actuaciones por debajo del nivel del promedio hacen de Dig un producto totalmente desechable. Con Thomas Jane y Emile Hirsch.
Dig es una película hecha sin esfuerzo en líneas generales. Su ostensible bajo presupuesto no la excusa de su pésimo guion y de un nivel actoral deficiente, que derriba cada escena de la película. Thomas Jane se une a su hija en la vida real (Harlow Jane) en un thriller totalmente desechable, simbolizando el significado de lo que es una película mala.
La historia se abre con un tragedia. Durante un incidente en una gasolinería, Steve (Thomas Jane) pierde a su esposa y su hija Jane, que en el proceso, pierde la audición. Después de un año de luto, Jane todavía culpa a su padre por la muerte de su madre y Steve se niega a aprender el lenguaje de señas.
Mientras trata de buscar un tratamiento experimental para devolverle la audición a Jane, Steve recibe la visita de un hombre misterioso (Emile Hirsch). En su taller de reparaciones, se le hace una propuesta que no puede rechazar. El trabajo es simple: Derribar una casa abandonada y quitar todo, pero pase lo que pase, no debe dañar las paredes. La cuestión se complica cuando Jane accidentalmente rompe un mural y pronto se ven sometidos por una pareja homicida. En un abrir y cerrar de ojos, Steve tendrá que lidiar con la sombras del pasado y descubrir que tiene de valioso la casa en ruinas.
Realmente hay muy poco para destacar en Dig. La película tiene un exagerado aunque aceptable comienzo en donde se trazan las líneas de los personajes. El violento altercado causa una implosión en la familia de Steve (Thomas Jane), quién busca recomponer la confianza de su hija además de solventar un costosos tratamiento para recuperar la audición. Hasta aquí se construye un drama familiar que la película no puede sostener por la irritante irrupción de la pareja homicida. Con lo que el cambio de genero, que se podría decir que se asemeja a un thriller, no da resultado y el film navega en la mediocridad.
Se recuerda a Thomas Jane en participaciones mucho más honorables. Fue un superhéroe en la infravalorada The Punisher y tenía el talento de esquivar tiburones en la entretenida Alerta en lo Profundo. Si bien nunca fue un actor carismático, en Dig su labor es insignificante. La decisión que toma el personaje son un contrasentido. Exagerado y violento en su comienzo y totalmente Pasivo y taciturno en su segunda mitad, se le pide un despertar a gritos. Algo que nunca termina de materializarse por la apática caracterización de Jane, a pesar de correr en peligro su vida.
En sintonía con lo expuesto, en términos de mediocridad, se encuentra la labor de Emile Hirsch y Liana Liberato. La pareja de secuestradores y homicidas sin rumbo son la verdadera perdición de la película. Ambos resultan caricaturescos y nunca imponen el temor que se presume simboliza una situación de riesgo. Aquí, el evidente desinterés que demuestra la pareja por la vida ajena supera cualquier nivel de credibilidad de lo que es malo y lo no tan malo ( en cuanto actuación se trata). En esa línea se desarrolla Dig y el producto resultante es una insatisfacción anticipada.
A favor, cuenta con la correcta interpretación de Harlow Jane. La joven debutante parece ser la que mejor se desenvuelve con su personaje. Sin mucho esfuerzo e imposibilitada por su capacidad auditiva, la actriz logra alguna sutileza en sus miradas que encajan perfectamente con su papel. En cuanto a la dirección y cinematografía no ofrece mucho. Con evidentes escasos recursos, parecería que el peso del relato descansara en los hombros de sus caras más conocidas. La apuesta evidentemente no da resultado por la pasividad de Jane y la exageración caricaturesca de Hirsch, quién en otra ocasión debería replantearse elegir el papel de villano.
RESUMEN
En definitiva, Dig tiene muy poco para ofrecer. Su delgado y endeble guion se corresponde con la deficiente actuación de su plantilla actoral de la cual cobra distancia la hija de Thomas Jane. Mejor dejarla pasar.