Crítica de BLACK FRIDAY (2021)

(Floja)

Black Friday exhibe en la vidriera una comedia de terror con un vicio redhibitorio. No cumple con lo que promete, desperdiciando todo su potencial.

Un central comercial con importantes descuentos en el que asisten miles de compradores compulsivos, en el día de acción de gracia en los EE.UU, es un tratamiento que bien puede representar una metáfora de lo que representa el comercio minorista y el consumismo en la actualidad. Ahora, si se agrega un factor alienígena en aquellos conceptos, representado por criaturas que se apoderan del cuerpo de los furiosos compradores, la idea cobra un sentido de critica social que Black Friday desaprovecha. En su lugar, ofrece un producto de terror de clase “B”, sin demasiado sentido narrativo y de lo que es peor, sin emociones baratas. Así, la comedia de terror lleva inmerso un vicio oculto que no tarda en salir a la luz. No cumple con lo que promete, desperdiciando todo su potencial.

Black Friday se centra en un grupo de trabajadores en una tienda de juguetes, preparándose para recibir a una “manada” de compradores que buscan ofertas en el día de acción de gracias. Es una época donde las ventas y el consumo están en su pico más alto, con lo que se requiere un esfuerzo y una dedicación adicional del personal del comercio minorista. Sin embargo, una misteriosa forma de vida alienígena invade el local e infecta a los compradores, provocando una reacción en cadena y desatando un caos violento y sangriento. Ahora, lo único que importa es buscar la forma de sobrevivir

Se puede catalogar a Black Friday (viernes negro) como una representación del subgénero de supervivencia zombie. Aquí, se reemplaza los tradicionales “no muertos” por una forma de vida alienígena, de color rosado y amorfa, que invade como un meteorito el local de compras. En este aspecto, la presentación de la criatura y sus protagonistas es de desarrollo rápido. Los primeros momentos prometen lo que podría ser una divertida película de terror, con una critica social indirecta, pero el film se vuelve obsoleto con bastante rapidez, en razón de su falta de inventiva.

Black Friday, desaprovecha su elenco, el entorno y las criaturas, no logrando equilibrar lo absurdo con lo aterrador. Es un riesgo que las películas de clase “B” están dispuesta asumir. Cuando no lo logran, el resultado es altamente decepcionante porque da curso al sentido del ridículo. Nada de lo que ocurre en la película es creíble, algo que no está mal por cierto, pero todo se desarrolla con una energía deprimente.

Igualmente decepcionante, es la utilización de la juguetería como escenario. Es un lugar divertido para esconderse y utilizar algunos juguetes como armas, pero el film no los aprovecha. En lugar de ello, se repite una y otra vez la misma secuencia de escape, lo que hace de Black Friday algo monótona. Lo mismo sucede con sus personajes, no reciben la atención que se merecen y son solo piezas que escapan del asedio de las criaturas. En este sentido el artista marcial Michael Jai White es el más perjudicado, al componer un personaje fuerte y decidido, pero sin posibilidad de mostrar sus habilidades.

Black Friday opta por tomar la ruta superficial en su crítica social, con algunas líneas sobre la codicia corporativa y el consumismo estadounidense. No profundiza mucho más que ello, especialmente cuando George A. Romero lo hizo tan bien hace más de 40 años en El Amanecer de los Muertos. La falta de ingenio se vuelva más evidente y aunque algunas bromas quitan el aburrimiento, no son suficientes ya que se lanzan en sus primera mitad. Lo que resta, es un festival de corridas sin sentido. Las criaturas que contagian a los compradores tiene un maquillaje por demás cuestionable. Su diseño es feroz, con unos dientes afilados y una lengua pegajosa que usan para contagiar a otros. Sin embargo, son risueños. Saltan, corren y muerden pero no hay ningún indicio de terror aquí que pueda llegar a impresionar hasta el más asustadizo.

Dicho esto, los creadores de las criaturas no hacen absolutamente nada con ellos. Ni siquiera una genuina emoción barata y repetitiva que se haya visto antes. Así, Black Friday nos regala una comedia de terror que no se encuentra.

PUNTOS POSITIVOS

  • Los primeros minutos. Luego se vuelve obsoleta.
  • Su elenco. Todos competentes, pero subdesarrollados.
  • Michael Jai White merecía mostrar sus habilidades marciales. Solo empuña una pistola con clavos.

PUNTOS NEGATIVOS

  • Elenco desaprovechado. El film cuenta con el aporte de Bruce Campbell (mejor conocido por interpretar a Ash Williams en la   franquicia El despertar del Diablo ).
  • Las criaturas tienen un nivel de detalle por debajo del promedio.
  • La historia se vuelve obsoleta con rapidez.
  • Bromas esporádicas y poco índice de sangre.

RESUMEN

Black Friday desaprovecha su elenco competente en beneficio de una idea, más que una historia. No logra equilibrar lo absurdo con el terror, y lo que es peor no supo aprovechar su potencial. Al fin de cuentas, se siente como aquel producto tecnológico que ostenta un vicio oculto y que requiere la devolución del dinero.

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