Crítica de FANATICO (2019)

(Regular)

Con un guion confuso, Fanático (The Fanatic) es un thriller que no logra equilibrar el fanatismo tóxico con el allanamiento de morada. John Travolta sale de su zona de confort pero es absorbido por la falta de definición de su personaje. Disponible en Netflix.

Representar el fanatismo en el mundo del espectáculo es una idea interesante atento que hay millones de espectadores con pasiones desmedidas. El seguimiento emocional por un actor al cual se idolatra puede verse desbordado cuando se tiene sentimientos encontrados. El fanático, intenta materializar lo señalado pero confunde su simpleza con aditamentos confusos y mal ejecutados, logrando una evidente decepción a pesar del compromiso de John Travolta.

Travolta interpreta a Moose, el fanático en cuestión. Un hombre autista que idolatra a las estrellas de las películas de terror, coleccionando todo tipo de merchandising .  Mientras asiste a una sesión de autógrafos en una tienda local de artículos de colección, Moose es rechazado por su actor favorito, Hunter Dunbar (Devon Sawa), y se enoja.  Con la ayuda de su amiga Leah (Ana Golja), la fotógrafa paparazzi, Moose descubre dónde vive Hunter y decide visitar la propiedad para entregarle una carta en persona. Las tensiones aumentan cuando el rechazo de la estrella de cine persiste, dando comienzo a un desborde emocional inusitado.

El fanático tiene una idea interesante que ya ha sido retratada en otra oportunidad (The Fan) con Robert de Niro en el papel de un fanático de beisbol. Pero mientras en aquella el Fanático tenía una idea clara de lo que representaba, con un índice de maldad escondido en el fanatismo por el deporte, en la de referencia se confunde aquel propósito y no se logra posicionar al personaje. Es decir, aquí el fanático es un ser indefinido con un autismo que no tiene un propósito en su desborde emocional.

El trastorno psicológico del personaje no tiene un peso propio y el hecho de que este desconectado con el mundo exterior y que sea objeto de recurrentes burlas no logra justificar sus excesos emocionales como fanático. En sintonía con lo dicho, la película no profundiza su discapacidad como la soledad en la que está inmersa el personaje. Ello le da amplia libertad a Travolta para moldear cierto niveles de conducta hasta volverse escalofriante, pero no puede disimular el desconcierto. Las épocas de gloria han pasado para Travolta, quién ha tenido un resurgimiento de la mano de Quentin Tarantino. Aquí, se evidencia un trabajo comprometido y alejado de su zona de confort. Pero el guion y su ejecución no lo ayudan demasiado.

Pero el gran problema de Fanático es la identidad de la víctima. Se presume que el extraño acosador es el que está equivocado. Pero el film aporta una innecesaria confusión al retratar al acosado (Hunter) como una persona un tanto soberbia y desagradable. La deficiencia en esta área aporta poca claridad y le quita el matiz siniestro al personaje de Travolta. Ahora, cuando Moose cruza la línea de lo permitido, el film se transforma en una secuencia de allanamiento de morada. Aquí, el film aporta sus mejores momentos de suspenso con un buen manejo de las niveles tensión en escena y un Travolta totalmente volátil. Pero no es una recompensa ganada, el tercer acto final es un verdadero desconcierto y traerá un frunce de cejas en el observador. Lo que sí hay algo que queda claro, el fanático no es una acosador.

RESUMEN

En resumida cuentas, Fanático (The Fanatic) es un thriller extraño y de difícil recomendación. Su confuso guion y posicionamiento de sus personajes no logra representar con certeza el fanatismo toxico.

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